María Verónica Currivil, destacada artesana textil mapuche de Nueva Imperial, Región de La Araucanía, lleva más de 40 años dedicada al telar, oficio que aprendió de su madre, Marcelina Nahuel, y su abuela, quienes le transmitieron desde niña las técnicas ancestrales de su cultura.
Con tan solo 11 años, María comenzó a crear sus primeras piezas, y desde entonces ha trabajado para preservar el legado mapuche mientras innova para atraer a las nuevas generaciones. Una propuesta que le hizo merecedora del Sello de Excelencia a la Artesanía 2024 por su obra Folil Kozkülla.
En su taller, Legado Currivil, que comparte con sus hijas y nietas, María elabora ruanas, mantas, boleros y bolsos, entre otros, creados con técnicas ancestrales como el uso del telar tradicional mapuche (witral), el teñido con tintes vegetales y el arte del ñimin, que consiste en ‘dibujar’ con los hilos para crear diseños únicos. Estas técnicas, transmitidas de generación en generación, le permiten expresar la riqueza cultural de su pueblo en cada pieza.
Para sus creaciones utiliza principalmente lana de oveja teñida con tintes vegetales, a la vez que experimenta con variaciones de textura al incorporar algodón y lana de alpaca. La lana de oveja la obtiene de su propio campo, mientras que las variaciones a través de proveedores locales
La innovación es un aspecto central en su trabajo: María ha adaptado el telar tradicional mapuche para crear prendas contemporáneas que se ajusten a la vida moderna, con el propósito de que los jóvenes sientan una conexión con su herencia. Su visión busca que cada pieza textil sea funcional y, a la vez, cuente una historia que invite a valorar la riqueza cultural del Pueblo mapuche.
Como cofundadora de la plataforma VOZ, también promueve la artesanía mapuche en espacios nacionales e internacionales, mostrando la vigencia y creatividad de este arte en escenarios como el Festival de Artesanías de América (FAAM) 2024 en Cuenca, Ecuador, Nexus Latam y el Museo de Artes Populares del CIDAP.